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Last night in Soho

  • Foto del escritor: Sandy Blackstar
    Sandy Blackstar
  • 16 feb 2022
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 21 feb 2022

Retro, misteriosa, psicodélica y un tanto paranoica


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Poniendo a un lado que esta producción estuvo en la terna de las nominadas para ganar el Oscar a mejor película 2021, y que en su reparto están dos promesas de la actuación, como Anya Taylor Joy y Thomasin MacKenzie, ¿por qué ver otra historia de fantasmas?


Yéndonos un poquito adentro, hay narrativas sociales que se ponen de moda, por ejemplo las enfermedades de índole mental y los fantasmas, entendiendo a éstos como símbolo de la imposibilidad de soltar el pasado o de sanar los varios temas genealógicos. No es de extrañar que en un filme de contemporaneidad, donde el contexto es el de una jovencita que quiere abrirse paso en la gran ciudad de Londres, se preste para ello; y que luego ésta se confronte con algún fantasma guardado por ahí, en un baúl, o en el rincón de un ático de su vivienda alquilada.


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El punto de vista de su director, Edgar Wright, se deja sentir al imprimir frescura a un asunto tan tocado en tantos filmes: ¿acaso el que los vivos convivan con los muertos es un cliché? Yo diría que no; lo que pasa es que es un tema irresuelto y que sigue despertando secuelas en quien pretende fingir que no existe mundo sobrenatural. La verdad del caso es que la grieta entre vivos y muertos todavía es un asunto de misterio. La tónica novedosa es que ahora a los personajes que presentan cierta sensibilidad paranormal podría clasificárseles de paranoicos o esquizofrénicos, como seguramente experimentarán los espectadores al convivir con Eloise (Thomasin MacKenzie), protagonista del filme. Por otro lado, el traer a cuenta los sesenta, con todo y su chispeante música rock and roll y con toda la psicodelia de su moda, puede generarnos una atmósfera de liberación femenina y de optimismo, para luego marcar tajantemente el contraste en lo que se va a acentuando como conflicto primario de esta trama: la protagonista tiene visiones, primero de su madre y luego de hombres aparentemente asesinados en una época pasada; en este sentido, el filme tiene tintes expresionistas, pues la marcada paleta de color de sus tomas realmente connota estado de ánimo y transmite emociones polifacéticas, a la manera de una sinestesia visual.


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Last night in Soho pone también sobre la mesa otro tema muy tocado y muy de contemporaneidad: llevar una vida en paralelo, el asunto alter-ego, el vivir en medio de los sueños que soñamos dormidos y que soñamos despiertos. Y es aquí en donde entra a co-protagonizar la sexy y peculiar actriz Anya Taylor Joy, quien, poco a poco, mientras Ellie duerme, termina encarnando las pesadillas de la otra, antes de logre despertar a su sueño de diseñadora de modas. Taylor Joy interpreta a Sandie, una joven rubia, estereotipada y aspirante a actriz, quien se deja seducir por los deseos de fama y fortuna y termina involucrando su carrera e integridad física en asunto de padrotes y vedettes. Sandie, en un principio, representa todo lo que Ellie no se atrevería a ser, teniendo una influencia positiva en su proyección personal y creativa. Lo malo del asunto es que todos escondemos algo turbio, una parte oscura, y Sandie no es la excepción, pues pinta para ser una violenta justiciera de los hombres que asechan a jóvenes promesas del mundo artístico. ¿La lección que nos deja el personaje de Sandie? Las apariencias engañan y al amor hay que darle la vuelta, al derecho y al revés, pues puede esconder aristas escabrosas que aviven nuestro lado más siniestro.


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Más allá de la esmerada producción y de la destacada banda sonora que genera la colérica atmósfera del filme, no sabría decir si es la mejor película o no -por algo no contiende entre las mejores películas nominadas-; sin embargo, es muy pulcro el desarrollo del personaje de la chica campirana y atormentada por la idea de éxito en la gran urbe, quien afianzada en su genealogía, extiende una profunda lealtad hacia ese destino que la pone entre la vida y la muerte. ¿Cuál sería su flaqueza? Definitivamente Last night in Soho fue cerrada con premura y “a la deux ex machina”: intempestivamente, luego del clímax, la trama toma un giro de 360 grados para develar quién está realmente detrás de la historia de tantas almas en pena, dejando en claro que la apariencia más bella e inocente puede esconder una faceta más perversa y vengativa. En lo particular, creo que se dejó irresponsablemente por un lado todo el sobresalto emocional que sufrió la protagonista Ellie con tanto suceso paranormal; por ende, un final feliz no me pareció lo mejor resuelto. Los padecimientos emocionales y mentales dejan secuelas y conllevan largos periodos de rehabilitación. Jamás debe subestimarse todo lo que pueden experimentar personas con tal “don” o capacidad sensorial. Nadie llega tan triunfante a una pasarela de autoría propia, luego de tener tales quiebres en la mente.


Y ya, para terminar, sólo me queda decirles que esta peli comparte premisa básica con el ya añejado filme 2006 Devil dresses Prada (estelarizado por las magníficas Maryl Streep y Ann Hathaway), en cuanto a las aspiraciones personales de la protagonista circunscrita en el ambiente de la moda. Para marcar superioridad, Last night in Soho escapa del cajón de las comedias románticas livianas, gracias a su estética fílmica que oscila entre psicodélica-paranoica-fantástica; también, debido al desarraigo, frenetismo y profundidad que exhibe la construcción de sus personajes.


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En fin, que Last night in Soho sea una buena recomendación para que no muera en el olvido. A entender que son muchos los filmes valiosos y es solamente una presea la que encumbra a la mejor película del año.


Fuente consultada:

Wright, Edgar. Last night in Soho. Reino Unido: Focus Features, Working Title Films, Big Talk Productions, Film4 Productions, 2021.

 
 
 

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© 2024 Sandy Blackstar

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